La inteligencia artificial y su impacto en los conflictos armados
14 de JUNIO 2024
La inteligencia artificial (IA) está a punto de transformar fundamentalmente la naturaleza de los conflictos armados. Aunque la tecnología ya juega un papel significativo en diversas áreas civiles, su impacto en el ámbito militar promete ser aún más profundo. A medida que los avances en IA continúan, los ejércitos se preparan para una nueva era de guerra caracterizada por una mayor velocidad y opacidad.
La historia de la tecnología militar muestra que la computadora nació en la guerra. En 1944, Colossus fue construida para descifrar códigos nazis, y en las décadas siguientes, las computadoras se utilizaron para organizar las defensas aéreas. Sin embargo, el verdadero cambio está ocurriendo ahora con el rápido desarrollo de la IA. Este avance se debe en parte a la rivalidad entre Estados Unidos y China, ambos países ven la IA como clave para la superioridad militar.
En el campo de batalla, la IA ya está demostrando su valor en la guerra en Ucrania, donde pequeños y baratos chips guían drones rusos y ucranianos hacia sus objetivos. Estos drones utilizan IA para localizar y atacar objetivos, incluso cuando se cortan las señales de GPS. La capacidad de la IA para procesar datos a una velocidad sobrehumana permite identificar y clasificar objetivos con precisión, lo que aumenta la eficiencia de las operaciones militares.
La tecnología también está revolucionando el comando y control militar. Los sistemas de apoyo a las decisiones basados en IA pueden analizar enormes cantidades de datos para proporcionar recomendaciones estratégicas. Esto incluye la identificación de objetivos prioritarios y la selección de armas adecuadas para cada misión. A medida que estos sistemas se desarrollen, se espera que puedan comprender la complejidad de la guerra en una escala mucho mayor, abarcando campos de batalla completos.
Sin embargo, la adopción de la IA en la guerra plantea riesgos significativos. La velocidad a la que se pueden llevar a cabo las operaciones puede reducir el tiempo disponible para la reflexión y la toma de decisiones humanas. Además, la dependencia de la IA puede hacer que las guerras sean más opacas para los propios combatientes, aumentando el riesgo de errores y escaladas no deseadas. Los ejércitos que no aprovechen la IA corren el riesgo de quedar en desventaja frente a adversarios que sí lo hagan.
El uso de la IA en la guerra también tiene implicaciones legales y éticas. La posibilidad de que los sistemas autónomos tomen decisiones letales plantea preguntas sobre el valor de la vida humana y la necesidad de limitar la destrucción. Es crucial que los sistemas de IA se programen con valores y restricciones que reflejen estos principios.
En última instancia, el impacto de la IA en la guerra dependerá de cómo los países adopten y regulen esta tecnología. Los ejércitos que anticipen y dominen los avances tecnológicos con mayor rapidez y eficacia probablemente prevalecerán en futuros conflictos. La preparación para esta nueva era de guerra será crucial para asegurar la seguridad y estabilidad global.